lunes, 13 de junio de 2016

The eco guide to population growth

Every hour 10,000 people are born. Fortunately a new crop of eco innovations will help tackle the pressures on our planet
novations will help tackle the pressures on our
I was excited when I heard that luxe ethical accessories brand Bottletop was opening a flagship store on London’s Regent Street – not because I’m sentimental about bricks-and-mortar shopping in these days of e-tailing (well, maybe a bit), but because I knew that Bottletop, which made its name turning aluminum ring-pulls into beautiful accessories, wouldn’t disappoint. The space, with its 3,000 hanging cans, is a showstopper. The shelves are wrapped in certified zero-deforestation leather from Brazil and the alcoves are clad in repurposed sheet aluminium. Go there if you’re at all interested in sustainable design and/or Brazil, where the Bottletop atelier is based. Along with its range of bags (they start at £95, and the bestseller is Misty, at £165), I’m in love with Timothy Han’s new scent, which features fairly traded Brazilian cedarwood.
Visit Bottletop at 84 Regent Street, London W1B 5AJ (07519 406492).
Email Lucy at lucy.siegle@observer.co.uk or follow her on Twitter @lucysiegle

Paneles Solares

Paneles solares que transforman el calor y la lluvia en electricidad


Son dos proyectos que se desarrollan por separado, pero ambas investigaciones, como otras muchas en curso, tienen como finalidad incrementar la eficiencia de los paneles solares para obtener más electricidad por cada unidad de superficie instalada. Tanta como sea posible.

Por un lado, investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) trabajan en un tipo de panel termofotovoltaico que transforma en electricidad tanto la luz visible como también la energía del sol que llega al panel en forma de calor; esto es, en las longitudes de onda de la luz infrarroja y de las microondas que los paneles fotovoltaicos no aprovechan.
Actualmente el calor del sol sí se utiliza como fuente de energía, aunque se aprovecha una parte muy pequeña. A escala doméstica se utiliza, en el mejor de los casos, para calentar o precalentar el agua destinada al aseo y a la calefacción, por ejemplo. A escala industrial existen distintos tipos de plantas de energía termosolares que aprovechan el calor del sol. Por ejemplo, plantas energéticas que concentran los rayos solares mediante espejos para producir vapor de agua que se utiliza para mover las turbinas de los generadores eléctricos.
Para aprovechar el calor, los investigadores del MIT utilizan cristales fotónicos de tamaño nanométrico a modo de filtro previo superpuesto al panel solar. Se trata de cristales que emiten luz cuando se calientan. El método pasa por capturar toda la energía y el calor que llega desde el sol hasta el panel y transformarla en luz visible haciéndola pasar primero por los cristales fotónicos. La luz visible es la longitud de onda que sí aprovechan los paneles fotovoltaicos. Además, los cristales fotónicos del filtro se pueden configurar para que se iluminen con el color de la luz a la cual cada tipo de panel solar resulta más eficiente.

Sales en la lluvia

Por otro lado, según IEEE Spectrum, "algún día los paneles solares producirán electricidad también cuando esté lloviendo". Se trata de una afirmación atrevida teniendo en cuenta que, actualmente, los paneles fotovoltaicos convencionales reducen significativamente o directamente cesan la producción de electricidad cuando llueve.
Para aprovechar la lluvia como fuente primaria de energía, científicos de la universidad china Océano, en Qingdao, parten del principio de que las gotas de aguan contienen sales en su interior. Esas pequeñas partículas posibilitan la formación de la gota de agua al hacer posible la transición del agua desde su estado gaseoso en la nube al estado líquido que da lugar a la lluvia. "Los investigadores utilizan capas de grafeno de un átomo de grosor que separan los iones con carga positiva de los iones con cargas negativas, formando así algo parecido a un condensador eléctrico" que almacena energía.
Aunque inicialmente la electricidad recuperada con este método es de unos pocos microvoltios, los investigadores continúan indagando cómo sacar provecho de los iones positivos y negativos contenidos en las gotas de lluvia. En la práctica este desarrollo daría lugar a paneles que producirían electricidad en cualquier condición climatológica. Incluso por la noche, si llueve.
Los intentos por desarrollar materiales que permitan obtener electricidad a partir de la lluvia no son nuevos. Hace ya algunos años un grupo de científicos franceses del centro CEA, en Grenoble, usó vinilo fabricado con un tipo de polímero piezoeléctrico que convertía la energía mecánica de las gotas de lluvia golpeando ese material en una pequeña corriente eléctrica.

domingo, 12 de junio de 2016

Looptworks,


"Hi there. We are Looptworks, and we are experts at turning waste into opportunity. From custom products to global supply chain management, we offer a number of partnership opportunities that can improve your business, clean up your supply chain, and excite new audiences. Together, we can vastly relieve the impact of consumerism on the environment."

martes, 7 de junio de 2016

Guía para reciclar basura

El arte de tirar la basura

 



Si dudas, punto limpio

Si no sabemos dónde tirar algún objeto la mejor opción es llevarlo a un punto limpio. Allí podemos depositar casi todo tipo de enseres (incluida la mayoría de los materiales listados anteriormente) e informarnos de qué gestor es el más adecuado para cada residuo. Las webs de los Ayuntamientos ofrecen un listado de puntos limpios. También la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) dispone de un buscador.

domingo, 5 de junio de 2016

La basura es bella

    La basura es bella


Pensar en la basura como un principio y no un final. Ésa es la intención de Basurama, un colectivo de arquitectos nacido en 2001 que entiende el desecho como parte de nuestra sociedad de consumo. Con su nueva exposición, Abundancia, en la galería Moisés Pérez de Albéniz (Dr. Fourquet 20, 10.30-19.00 horas), pretenden concienciar sobre la cantidad de material que destruimos antes de tiempo y la facilidad con la que tildamos de inservible todo lo que usamos. Empezaron con un festival universitario que pretendía reutilizar materiales para diseño y, 15 años después, tienen proyectos en Sao Paulo y Taiwán, por ejemplo. Mónica Gutiérrez Herrero forma parte del proyecto desde sus inicios y recalca que aunque son pocos, -apenas cinco personas en el equipo-, «contamos con colaboradores locales y nos apoyamos en colectivos, voluntarios, vecinos, artistas... para establecer redes de trabajo».
Empezaron con un festival universitario que pretendía reutilizar materiales para diseño y, 15 años después, tienen proyectos en Sao Paulo y Taiwán, por ejemplo. Mónica Gutiérrez Herrero forma parte del proyecto desde sus inicios y recalca que aunque son pocos, -apenas cinco personas en el equipo-, «contamos con colaboradores locales y nos apoyamos en colectivos, voluntarios, vecinos, artistas... para establecer redes de trabajo».
Basurama propone, así, una reflexión a través de sus proyectos e iniciativas para «desprejuiciar la basura». Como Mónica explica, «calificar algo de basura es poner muchos prejuicios: que está sucio, que da asco... queremos que esa actitud cambie».
Para ellos, la basura no tiene porqué ser solo algo físico: reconocen tener ganas de atacar el problema de la basura virtual y «hacer algún día un proyecto con todo el spam que nos llega al correo diariamente», bromea Mónica.

A través de la muestra Abundancia , Basurama invita a bucear entre esa basura «invisible» que generamos día a día: el cartón de las cajas con las que protegemos absolutamente todo, desde comida a ropa. Una frase conductora, «nunca antes hubo tanta abundancia» marca la ruta de la galería, en la que el visitante debe adentrarse en una composición de cartón para poder ver lo que hacemos con él de manera diaria, abandonándolo cada vez más rápido a un lado de la acera. «La exposición es un diálogo entre nosotros y nuestra propia basura», explica Mónica. La finalidad de la exposición es, según ella, «que el visitante sienta lo abrumadora, abusiva y colonizadora que es la abundancia».
El colectivo cuenta en este momento con varios proyectos que también involucran a los niños: autoparques, por ejemplo, en donde los patios de colegios se revisten con nuevos juegos diseñados y construidos por los propios niños, los padres y los profesores. «Damos talleres en los colegios donde intentamos enseñar a reutilizar de manera creativa la basura». Y esa es la intención: darle una segunda vida a todo el material que cada vez antes damos por muerto.






Visita al Recycling Market



Un aplauso a todos los los que en la basura encuentran inspiración para crear objetos útiles y/o bonitos.


viernes, 3 de junio de 2016

Energia Solar

Un tren cargado de rocas como forma de almacenar electricidad


Los vagones suben y bajan una colina a lo largo de diez kilómetros de vía

Uno de los grandes desafíos asociados al uso de fuentes de energía renovables, como la eólica o la solar, está en almacenar de forma eficiente el exceso de electricidad. Este exceso tiene lugar cuando el clima o la hora del día son muy favorables para la producción eléctrica de origen renovable, tanto que la producción supera a la demanda de la red.
El reto también está en recuperar más tarde ese exceso de electricidad, cuando sucede justo lo contrario: la capacidad de producción de las fuentes renovables se reduce —al anochecer o cuando el viento deja de soplar, por ejemplo— y la electricidad obtenida no es suficiente para cubrir la demanda de la red.
El proyecto Ares trata de resolver esta cuestión de una forma eficiente, simple y relativamente barata. Al menos en comparación con el coste y la complejidad que supone actualmente almacenar el exceso de electricidad en baterías eléctricas.
Las vagonetas empieza a producir electricidad conforme la gravedad hace descender sus 230 toneladas de cemento y de rocas. ARES NORTH AMERICA
El nombre de Ares se corresponde con las siglas de Advanced Rail Energy Storage y consiste, básicamente, en hacer que un tren recorra unos 8 kilómetros de vía subiendo y bajando una colina. La idea no es nueva y lleva en desarrollo unos años, pero es ahora cuando Ares ha recibido los permisos y terrenos para comenzar las pruebas en el estado de Nevada.
Los vagones del Ares circulan individualmente, como las vagonetas de una minas. Pero circulan entre aerogeneradores y paneles solares. Van cargados con roca y hormigón, con varios cientos de toneladas de hormigón. Cuando los paneles solares y los aerogeneradores cercanos producen más electricidad de la necesaria los vagones se ponen en marcha: la energía sobrante se dedica a propulsar las pesadas vagonetas hasta lo alto de una colina de 900 metros de altura y 8 grados de desnivel.
Cuando los paneles solares y los aerogeneradores cercanos producen más electricidad de la necesaria, los vagones se ponen en marcha
Una vez llegan arriba las vagonetas queda allí aparcadas. La energía dedicada a elevar las vagonetas evita la sobrecarga de la red eléctrica. Más tarde, cuando sea necesario, cuando la red eléctrica necesite esa energía, las vagonetas bajarán desde lo alto de la colina. Al circular en sentido contrario los motores eléctricos de las vagonetas funcionan como generadores eléctricos de dos megavatios de potencia cada uno. Las vagonetas empiezan a producir electricidad, conforme la gravedad hace descender sus 230 toneladas de cemento y de rocas.
En total, el sistema Ares puede generar hasta 200 megavatios, aunque esto depende del número de vagones y de su configuración. Estos 200 megavatios es una cantidad pequeña en comparación con la capacidad de producción de una central eléctrica moderna. Pero es una cantidad grande si se compara con lo que sería posible almacenar en baterías con un coste equivalente. Además, a diferencia de lo que sucede con las baterías, este tipo de almacenamiento no tiene perdidas de energía mientras permanece en espera y su “esperanza de vida” es de medio siglo o más.
Ares consiste, básicamente, en hacer que un tren recorra unos 8 kilómetros de vía subiendo y bajando una colina. ARES NORTH AMERICA
Este mismo principio para aprovechar la fuerza de la gravedad también se aplica desde hace tiempo en algunas centrales hidroeléctricas que bombean agua hacia la presa cuando hay exceso de electricidad para dejarla caer después, cuando hace falta producir más electricidad. Un método que tiene una eficiencia similar a la del sistema Ares, un 80% de recuperación entre la energía invertida y la energía recuperada. La ventaja de usar trenes es que el sistema funciona siempre, aunque no haya agua o cuando ésta es escasa como, por ejemplo, en épocas de sequía.

jueves, 2 de junio de 2016

500 tenderos contra la obsolescencia programada

500 tenderos contra la obsolescencia programada

Comerciantes inscritos en la iniciativa Alargascencia combaten la cultura de usar y tirar



Los altos lo pasan mal en la tienda de Rubén Céspedes. Una pequeña estancia atestada de lámparas, tulipas, brazos de bronce y cuentas refulgentes que cuelgan del techo y hacen que cualquier paso en falso acabe en un sonoro cling cling. Céspedes, 22 años reparando lámparas de todo tipo, hijo de un padre al que considera un maestro que le da "sopas con honda", madridista y optimista es también, casi sin saberlo, alguien que al desempeñar su oficio combate el avance de la obsolescencia programada. Es decir, es un resucitador de objetos. De objetos iluminadores, en su caso. "Yo no es que piense que cuido el medio ambiente, pero genero menos basura que nadie", afirma. "Lo que hago es darle vida a las lámparas que me traen aquí para que sigan siendo útiles". Y aunque este artesano no haga milagros como el de la centenaria bombilla de la estación de bomberos de Livermore (EE UU), una luz que no se apaga desde 1901 y que demuestra que los fabricantes pueden facturar objetos que duren toda la vida, él y otros establecimientos similares ofrecen un servicio cada vez más raro: la reparación.
Como el de Céspedes se cuentan cerca de 500 comercios en España adheridos y listados en la iniciativa Alargascencia, un directorio recopilado por la ONG Amigos de la Tierra que recoge aquellos negocios que se dedican principalmente a reparar y recuperar objetos. En el mapa que han elaborado se puede encontrar una miscelánea de tiendas donde arreglar pertenencias de todo tipo. Por ejemplo, Talleres del PC, un lugar que por fuera podría parecer un ultramarinos antiguo y que por dentro esconde una trastienda de estética bladerunneresca; o TabaHack, un punto de encuentro en la madrileña Tabacalera de reciclaje de equipos calificados como obsoletos. Fotocasión, como insinúa su nombre, aloja, repara y vende cámaras antiguas. Y Recycled City Music, donde Flavio, aka DJ F, recibe colecciones particulares de vinilos de electrónica usados y las pone a la venta dando un nuevo significado ecológico al intercambio y compraventa de discos de toda la vida.
Son espacios que, en mayor o menor medida, consciente o inconscientemente, hacen por paliar un signo inequívoco del siglo XXI: la cultura de usar y tirar. Comprar un aparato nuevo en vez de reparar aquel que podría seguir funcionando.
"La gente cada vez demanda más este tipo de servicios para que también el fabricante se vaya poniendo las pilas en cuanto a la reparación y no piense solo en la venta", explica Alodia Pérez, una de las impulsoras de Alargascencia, proyecto que empezó hace seis meses con 200 establecimientos y ya se acerca al medio millar. "Pensamos en dar visibilidad al zapatero de toda la vida, al señor que te arregla desde la cafetera a la plancha, a esos comercios que existen en todos los barrios pero solo los conocen los que viven ahí". En su opinión, estos negocios están entre los más verdes. Y muchos ni lo saben. "No tratar de vender más y más reduce muchísimo el impacto medioambiental del consumo, y eso es precisamente lo que hacen estas tiendas", apostilla.
Céspedes, lámpara en mano, se expresa en la misma línea: "Nos estamos cargando todo. No es normal que compres cualquier cosa y a los dos meses la tengas que cambiar", argumenta. "En mi casa recuerdo toda la vida la misma lavadora y la misma nevera, la nevera duró 30 años y se tiró porque necesitábamos una más grande". Para él, la frase "antes las cosas duraban más" es de todo menos un tópico.

¿Necesitamos lo que compramos?

"Compramos un nuevo teléfono cuando tenemos el anterior perfecto", opina Rubén Sánchez, de la asociación de consumidores FACUA. "Eso sí, lo compramos porque el fabricante no le ha dado todas las prestaciones que le podría dar". Sánchez incide en que los productores no equipan sus lanzamientos con el máximo nivel tecnológico del que disponen: "Nos provocan un deseo, no una necesidad. Así se garantizan que el consumidor adquiera el siguiente modelo", señala.
La reparación de los artículos, en muchos casos, es prohibitiva. "Los servicios oficiales no dan opciones", dice Sánchez, "y esto, sumado a la crisis y a la merma del poder adquisitivo de los ciudadanos, hace que proliferen los arreglos en otro tipo de talleres". Sin ir más lejos, la revisión oficial de un iPhone hay que pagarla. Al margen de que después el aparato tenga arreglo o no.
"Nos gustaría que el consumidor supiera qué supone comprar cada producto, qué materiales tiene, cómo se ha fabricado, cómo impacta en el planeta", reivindica la activista Pérez. En España, la media de multas puestas por prácticas de obsolescencia programada asciende a 600 euros, según datos de FACUA. La más alta fue de 30.000 euros. En cambio, el Parlamento francés aprobó en 2014el castigo con penas de hasta dos años de prisión y multas de 300.000 euros a las empresas que estuvieran fomentando esta cultura de consumo con la excusa de estar adaptándose a los vaivenes de la demanda. "Las acciones legales son microscópicas, la permisividad es total en España", explica Sánchez. "Debemos desarrollar protocolos para detectar este fraude".
De vuelta en su terreno, el señor de las lámparas Céspedes sonríe tras el mostrador, enmarcado entre los miles de cristalitos que penden de los objetos de sus amores. Y hace una profecía: "Dentro de 20.000 años, cuando no haya aquí nada y llegué un despistao para explorar el planeta, y empiece a sacar porquería por un tubo, pensará: ¿pero quién vivió aquí?".